29 de Septiembre del 2,000. Desperté en mi habitación del Omni Hotel de Washington tratando de recapitular las últimas 48 horas tan agitadas que acababa de vivir. La medianoche que me enteré del golpe que Montesinos trataba de armar desde Panamá, la visita a Palacio para informar los planes del ex asesor, la salida en el avión presidencial hacia un viaje inesperado, la cita con Gaviria en la OEA, la cena privada en la Residencia de nuestra Embajada. Eran demasiadas emociones juntas para alguién que poco tiempo antes atendía tranquilamente a sus clientes en Arequipa, Tacna y Moquegua.

Yo sentía que todo era un sueño. Estaba siendo el cronista de los intentos de un presidente que me había dado la confianza de ser testigo y después narrador de momentos muy dramáticos en los que trataba de salvar su régimen en medio de una crisis sin precedentes. Es por eso que me levanté pensando que era muy cierta esa frase de que muchas veces la realidad supera la ficción.

Y la agenda de ese viernes era mucho más alucinante todavía. Primero una visita a la Secretaria de Estado Madeleine Albrigth y por si fuera poco, inmediatamente después una incursión a la Casa Blanca. Pónganse en mis zapatos un solo momento. Yo estaba viviendo como comunicador una experiencia como la que para un periodista sería cubrir la primera guerra de las galaxias en vivo y en directo. No mides riesgos, pero definitivamente...no te la pierdes por nada!.

Salimos hacia la primera cita y llegamos al edificio del Departamento de Estado en Foggy Bottom. Ya habían llegado algunos medios peruanos y estaban esperando en la puerta. Ingresamos rápidamente y sólo nos dejaron pasar unos minutos para hacer algunas tomas por que la reunión de Fujimori con Madeleine Albrigth era estrictamente privada.

Luego de cubrir la primera parte de la reunión salí a curiosear que medios habían llegado. Yo no los conocía como hoy día porque mi labor hasta ese momento era de publicidad y no de prensa.

Un anécdota que jamás voy a olvidar es que mientras esperabamos a que Fujimori salga del Departamento de Estado se me acerco un periodista algo preocupado que me dijo: "Disculpa, pero entiendo que eres del equipo del presidente. Tengo que hacer un despacho urgente para RPP y mi Nextel ha muerto...me pueden llamar al tuyo?". Le dije que con mucho gusto y me presenté formalmente. "Mucho gusto -me respondió con una sonrisa- yo soy Alvaro Ugaz". Salimos dos veces al aire desde mi teléfono, hecho que puede ser corroborado por los productores de RPP fácilmente.

Terminada la reunión la caravana del presidente se dirigió rápidamente hacia su destino más importante del día: La Casa Blanca. Pucha...allí estaba yo, entrando a la muy promocionada Ala Oeste por donde ingresan los presidentes sin saber exactamente que pasaría dentro de ese edificio que tan sólo había visto en las películas.

He estado buscando en Google mapas de la Casa Blanca para saber donde exactamente fue que se dirigó Fujimori, porque mientras la historia oficial dice que sólo se reunió con altos funcionarios, a mi nadie me quita la idea de que fue alguien que estaba un poco más arriba de ellos.

Esta es la zona donde estuvo Fujimori dentro la Casa Blanca

Ingresamos por el Lobby y nos llevaron a una sala contigua al Roosevelt Room, ahí grabamos unas primeras secuencias, pero luego nos ordenaron apagar las cámaras y Fujimori fue llevado hacia el interior del edificio.

David, mi camarógrafo cuidaba su equipo yo tenía mi inseparable camarita Mini DV en el bolsillo y comencé a grabar algunos detalles de la espera. Allí estaba, otra vez preguntándome que hacía yo a solo dos puertas del Salón Oval de la Casa Blanca. Y muriendo de curiosidad por saber con quién estaba conversando el chino que había ingresado hacia esa zona.

Era demasiada adrenalina para quedarme ahí sentado, así que decidí darme una vueltita por el palacio de gobierno de los Estados Unidos. Pregunté por la Sala de Prensa y fui a darle una grabadita porque una de las propuestas que le había hecho a Fujimori cuando ganó la elección es armar algo mucho más cómodo y adecuado para los periodistas de Palacio.

Hice un recorrido grabando cada detalle de esa área, mesas de redacción, teléfonos y hasta islas de edición de cada una de las grandes cadenas americanas. Salí luego hacia la fachada sur, seguido de cerca por un agente que me seguía silenciosamente.

En la parte posterior ya habían mas de 15 cámaras esperando la salida de Fujimori y traje a mi camarógrafo para que tengamos esa salida desde otro punto cercano. El presidente salió y saludo de lejos a los medios sin decir una palabra sobre otra cita reservada muy importante de aquel viaje inesperado.

Salimos raudos hacía la residencia de nuestro embajador y cuando todo suponía que regresabamos a Lima, los edecanes me informan que había una agenda que cumplir el fín de semana en Nueva York....y sin darme cuenta ya estaba otra vez instalado en el avión presidencial volando hacia la gran manzana.

Se nos ordeno cortar cualquier contacto con los periodistas y no dar ningún detalle de nuestro nuevo destino. La historia oficial -que es la contada en parte por Caretas- es que Fujimori viajó a pasar el fín de semana con sus hijos, pero una vez más la historia real fue muy diferente a la que nos han contado hasta ahora. El centro de operaciones escogido para esa agenda reservada era el increíble Hotel Waldorf Astoria.

Todavía nos esperaban tres días llenos de acción y muchas emociones.

http://www.youtube.com/watch?v=6ezrZhRN_eA